Si un amigo/a nos dijera: " Mi pareja me elogia muy pocas veces" o "pareciera ver en mi sólo defectos y me los repite a diario", "parece estar preocupad@ por las necesidades de los demás en vez de las mías", "me dedica poco tiempo y casi nunca me mima o regalonea".
Con esta conducta claramente podríamos dudar que existe un sentimiento de real afecto hacia él o ella. Es más, creo que no hay mucho que discutir sobre qué le diríamos a esta persona:
"No te valora, No te quiere" y posiblemente hasta "Déjalo/a".
Claro, porque el amor hay que exteriorizarlo, si no lo expreso, o no lo demuestro ¿cómo podría saber el otro lo que sentimos ?. Y, si simplemente no lo hago, nuestra relación se vuelve una fuente de tristeza y desmotivación. Incluso, nos podría hacer mirar a nuestro alrededor, buscando a alguien que si nos valore o nos diga cosas lindas, que nos haga sentir lo "únicos" que somos.
Ahora hagamos un ejercicio...
¿Qué pasa cuando nosotro/as mismo/as no nos elogiamos y vivimos preocupado/as de complacer a todo el mundo, menos de conectar con nuestras propias necesidades? .
O peor aún, nos repetimos a diario, cada más mínimo defecto que creemos tener; no nos dedicamos tiempo, no nos mimamos etc.
¿No crees que aquí también, al igual que en la historia de este/a amigo/as, hay muestras de poco amor?
Y claro, incluso, tal vez hemos llegado a buscar constantemente a nuestro alrededor personas que nos digan que si valemos la pena (a pesar de que esto nunca es suficiente para llenar nuestro amor propio, amarnos y aceptarnos tal cual somos). Así sea el Dhalai Lama, el Papa, o el más exitoso de nuestros mentores el que nos diga lo mucho que valemos, no somos capaces de verlo.
Promulgamos a los cuatro vientos el amor al prójimo, repudiamos la agresión y el maltrato a otros; pero pasamos por alto el nivel de agresión que cometemos con nosotros mismos, día a día al repetirnos cada segundo lo mal que hacemos las cosas, o lo lejos que estamos del "estándar perfecto" que deseamos ser/alcanzar como personas.
¿Acaso no es agresión tener a una voz interna en tu cabeza todo el día diciéndote lo "inútil, inseguro/a, poco interesante, gordo/a, flaco/a, tímido, estúpido o mediocre que eres?
¡Si! son palabras fuertísimas y de un alto nivel de agresión y ¿te has puesto a pensar que esto es lo que escuchas de ti día a día? , como si no bastara, proviene de ti mismo/a.
Y, ¿Cómo crees que podría vivir una persona a la que todo el día le repiten este tipo de cosas?. El resultado es claro: luego de escuchar todos estos dañinos decretos terminaremos con un amor propio por el suelo o cada vez más bajo, inseguros de iniciar cualquier actividad de la cual, ya vaticinamos que lo haríamos pésimo, muy posiblemente, diría casi al 97% , que ni siquiera nos atrevamos a empezarla; pues la profecía auto-cumplida ya nos tendrá paralizados.
Sin embargo, no te culpes "tanto"(digo tanto, porque gran parte en este momento, si depende de ti y de nadie más cambiar esto) pero también ten en cuenta que, la sociedad no nos ha ayudado mucho con todo esto; desde pequeños nos han enseñado que vanagloriarse por tus logros es ser "egocéntrico o incluso pedante", o tal vez nos tocaron padres/madres que sólo se enfocan en nuestros errores, o en lo mejor que pudimos haberlo hecho, "nunca seremos suficiente para ellos", aprendimos esta lección y es lo que nos repetimos, nunca seremos suficientes con nada. Ten en cuenta, que tus padres no lo hacen con una mala intención, lo más probable es lo mismo que ellos recibieron de los suyos y si se dieran cuenta de todo el daño que te han causado, el mismo que incluso sufrieron ellos, quizás cambiarían su forma de expresarse hacia ti.
Pero basta de los demás, basta de recibir estas herencias que sólo te hacen daño; primero debes reconocer de donde viene pero luego, comenzar a observar todo lo bueno que si hay en ti, aunque nadie más parezca verlo, cambiar de posición la lupa de donde te has estado mirando todo este tiempo y comenzar a ver tus virtudes y grandezas, todos somos únicos y sin duda tu unicidad te hace especial, sólo falta que comiences a mirar hacia tu interior y reconocer todas estas maravillas en ti.
